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Revocar es legitimar la Constitución nacional


Las facultades de la Constitución del 86 restringían el nivel participativo de la ciudadanía en los asuntos estatales y prácticamente nos subordinaba a las decisiones unánimes de los gobernantes. Hoy, cuando gozamos de muchos privilegios con la introducción de la Constitución de 1991, el Estado optó el calificativo de 'Estado Social de Derecho', legitimando nuestras plenas facultades para participar activamente en la toma de decisiones políticas.

Mediante el voto popular elegimos gobernantes, más por intereses particulares que por programas de gobiernos, más por relaciones que por capacidades administrativas. Así como elegimos, nuestra Constitución ratifica que también podemos frenarlos cuando las promesas van quedando en debates electorales y papeles de discursos en distintos comandos de concejales y reuniones particulares de campaña. Tal ejercicio hoy es promovido por una población insatisfecha que se indigna pero teme aún al proceso.

Revocar es legitimar la constitución nacional, es un ejercicio pleno de ciudadanos que no digieren entero un plan de desarrollo que no se empieza a ejecutar en Baranoa. Es un ejercicio mediante el cual se busca frenar la lentitud para la gestión y los resultados, promovida por la misma juventud, esa que siempre se afirma, será la salvación en un futuro.

La revocatoria del mandato a alcaldes no es un muñeco inventado e impreso en la carta magna para jactarnos de que nos dan participación en la toma de decisiones estatales, sino una herramienta poderosa para que se demuestre lo que una vez Gaitán expresó: "el pueblo es superior a sus dirigentes". El uso de tal herramienta hoy es asunto de burla por parte de simpatizantes de la administración actual, alegando que es promovida por pesos pesados del pasado (esos que según le tienen a la alcaldía el freno puesto para que no acelere), por jóvenes atropellados en el libre desarrollo de su personalidad con insultos directos y bajos, y así no se ejercita a la democracia.

En lo personal, yo creo que la administración del médico Lázaro Escalante ha sido lenta en la planificación y ejecución, y rápida en la búsqueda de culpables; razón por la cual pienso que tal improvisación debe ser cortada. En pocos días arrancará un proceso interesante liderado por jóvenes, en el cual muchas son las expectativas de los distintos sectores.

¿Miedos? Tal vez los haya, más cuando Colombia se ha convertido en una cuna donde la corrupción calla la voz popular, donde el propio gobierno protege a sus gobernantes por no costear el precio de un proceso que parece sólo formar parte de un artículo de la Constitución de 1991.

No es fácil decir que se logrará el objetivo pero queda en la consigna histórica del municipio que nosotros cono pueblo, el pueblo, tenemos el poder y también la autoridad para hacer lo siguiente, primero, que el curso lento de los gobernantes se detenga de inmediato; o, que la propia voz ciudadana sea el insumo para que le "meta pedal" a su plan de desarrollo y se deje de estar buscando papeles en blanco dejados por el mandatario del pasado periodo.

Si Dios lo permite, ejercitaremos nuestra voluntad en la urnas de nuevo y todo esto nos debe servir en un futuro para elegir con el bolsillo vacío pero con la cabeza empapada de discernimiento pensando en los que no tienen muchas oportunidades, cultivando la autosuficiencia para no convertirnos en esclavos de un régimen que busca su propio porcentaje de utilidad sacrificando nuestro propio desarrollo colectivo, el mismo por el que debemos seguir luchando.

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