Los jóvenes huérfanos del Corazón Alegre del Atlántico
Somos aproximadamente 19000 los huérfanos del Corazón Alegre del Atlántico, jóvenes sin una representación tangible en nuestro municipio y prueba de ello es la falta de iniciativas en nuestro beneficio.
En el desierto administrativo en el que vivimos actualmente, no podríamos ser los jóvenes exentos de penurias, esta no sólo es una crítica más a la administración municipal, sino que por el contrario, es un llamado a la juventud a exigir nuestros derechos.
Tal vez se pregunten cuáles son esos derechos que nos están coartando y la respuesta está al alcance de un pasaje de bus intermunicipal. Parece un tema trillado y muchos dirán que populista, pero lo cierto es que este aspecto es neurálgico para el desarrollo de un municipio como el nuestro, lleno de talentos ocultos que muchas veces se pierden en la deserción por falta de recursos, de músicos, bailarines, pintores, matemáticos, químicos y físicos, abogados y arquitectos; sólo por nombrar los que se me vienen a la mente. Todos somos jóvenes que nos enfrentamos a una realidad en la que ninguna autoridad alza la voz por nosotros, una voz no sólo de protesta, sino de soluciones efectivas.
Según el Plan de Desarrollo Municipal, al día de hoy 24 de febrero de 2017, de los aproximadamente 4000 estudiantes que hay en el municipio, 500 jóvenes deberían estar gozando de una tarifa diferencial, haciéndoles más llevadera la carga económica que conlleva pertenecer a una institución de educación básica o superior por fuera del municipio.
Pero esto es sólo una muestra del estancamiento en el que nos encontramos, puesto que son muchas temáticas en las que no se está adelantando ningún tipo de proceso o, por lo menos, uno efectivo o visible. Entre ellas algunas muy preocupantes como la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS, ITS), salud sexual y reproductiva, prevención de consumo de sustancias psicoactivas, prevención de embarazos en adolescentes y jóvenes, entre otros ejes de trabajo en los cuales el municipio venía adelantando actividades innovadores, las cuales se han quedado en el tintero.
Si bien el desarrollo de la infraestructura urbana de un municipio es un tema de vital importancia para el rendimiento de la administración, en una medida igual lo es el aspecto social. Es necesario reclamar otros frentes de trabajo que se ven en un notable abandono.
En esta época del año y en vista de la falta de campañas de prevención en las instituciones educativas y que las capacitaciones no son enfocadas en este sentido, quisiera dedicar el final de esta columna a hacer un llamado a la responsabilidad de todos los baranoeros y en especial a los jóvenes, para que los carnavales no se vuelvan una época para recordar tristemente el resto del año, a vivir de una manera sana y responsable el estas festividades y cuidar siempre nuestra integridad y la de los demás.