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El nulo criterio del que se esconde


El mayor invento del siglo sin lugar a duda es la expansión informativa. Es mucho más fácil comunicarse en estos tiempos pues estamos en la era digital y las redes sociales marcan un hito impresionante en la historia. Mediante ellas podemos compartir nuestros sentimientos y perpetuar aquellas situaciones que nos agradan; nos proporcionan un espacio de debate, de opinión, de refutación y de aceptación de conceptos del mundo de la política, que particularmente es el medio que la democracia dispone para imprimir orden al mundo y administrar los recursos con los que contamos. En las redes existen dos grupos de personas referentes a este aspecto: Los objetivos críticos y los canallas, y de estos últimos hoy quiero referirme.

El triste ejercicio de señalar cuando se te acaban los argumentos hoy son el pan de cada día en la realidad política baranoera. Hoy ya no se sabe quién es quién en la red social Facebook. En lo personal, cuando emito mi percepción sobre un asunto que nos involucra como colectividad, lo hago en forma tajante pero respetuosa a la vez que resalto que no me escondo ni uso una máscara para expresar mi opinión, porque si algo me ha enseñado la vida es que la cobardía te hace doblar tu personalidad al punto de desconocerte del entorno. Los perfiles falsos están llegando para quedarse y parecen tomar auge en la medida en que lo permitamos. Tenemos a un ‘Henry Duro contra la corrupción’ que, aunque pareciera tener mucha información, raya en el irrespeto y en la canallada. Ocasionalmente actualiza su perfil con acusaciones desviadas más hacia lo personal que hacia su percepción de la realidad política del municipio o, peor aún, usando la identidad de una persona que sí existe y merece respeto. En tiempos electorales, a este perfil le llega su agosto y ataca con más fuerza y pasión. Desde luego, todo el proceso se salpica. Defensores y opositores de la actual administración también usan el mismo recurso actualmente. Hay que ser francos, de ambos lados se ‘tiran’ y así no es el ejercicio. Acciones como estas quedan absolutamente inválidas. Recientemente, el grupo de jóvenes promotores de la revocatoria del médico Escalante Estrada han denunciado públicamente una serie de atropellos y acusaciones personales que se han vuelto excesivamente frecuentes. Los términos con los que se refieren colisionan el principio de libre expresión y libre desarrollo de la personalidad promovidos en nuestra constitución nacional. Han caído tan bajo que se han convertido en ‘chismosos informáticos’ de la vida de los demás. De igual forma, a nadie le interesa lo que suceda en la vida personal de los funcionarios públicos del municipio. No seamos tan canallas. Lo realmente valioso de la democracia es el planteamiento de nuestras ideas con diplomacia y altura. Si a alguien no le gusta lo que opino me importa un bledo toda vez que lo fundamente en los principios de la tolerancia y el respeto. Los invito a todos a que soltemos las armas, que la mejor sea la objetividad y la argumentación. Devolvamos el sentido a la libre expresión, esa que hoy se ha vuelto presa del descaro, la cobardía y el nulo criterio de los que se esconden.

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