top of page

Gaitán, Armero, Mocoa y Martín Elías: tragedias de la democracia en Colombia


El término tragedia se concibe como un género literario y artístico, consiste en un tipo de obra dramática con acciones fatales que causan pánico y misericordia. También puede ser una catástrofe natural y es relacionado con crímenes pasionales y atentado con numerosas víctimas.

Desde la óptica de la política, la tragedia se da cuando se vulneran tres enfoques de la democracia, el primero es el formal, donde se admite como un sistema de reglas; el segundo es el deliberativo, donde las personas pueden expresar su pensamiento libremente; y por último está el enfoque sustantivo, en el que el Estado debe ser capaz de garantizar una vida digna a su ciudadanía satisfaciendo sus necesidades fundamentales: salud, educación, seguridad, vivienda, entre otras.

En este mismo orden de ideas, miremos ejemplos de algunas tragedias de la democracia en Colombia:

De 1958 a 1974 conservadores y liberales se alternaban el poder. Si bien el primero de diciembre de 1957 se dio el voto de la mujer dando paso al “Frente Nacional”, posteriormente se vulneró la regla del sufragio universal. Igualmente se ejerció una dominación a través de la opresión y eliminación sobre aquellos que pensaban diferente.

Hace 69 años se dio el Bogotazo, asesinaron a líder socialista Jorge Eliécer Gaitán. Asimismo, este 13 de agosto de 2017 se cumplirán 18 años del crimen de Estado de Jaime Garzón, ambos denunciaban los abusos de poder, expresaban con argumentos un pensamiento diferente al del sistema y estaban a favor de la clase oprimida, la clase trabajadora y campesina de este país. Algo similar sucede en la actualidad, pues en este 2017 cada cinco días asesinan a un líder social, comunal o sindical, pero el gobierno dice que no es sistemático, parece entonces, que tiene que ser por apellidos en orden alfabético o por edades de forma ascendente.

El 13 de noviembre de 1985 sucedió la tragedia de Armero, la erupción del volcán del Nevado del Ruíz tomó por sorpresa a los habitantes de dicha población, de la cual murieron cerca de 23 mil personas. Llama la atención que el gobierno hizo caso omiso a las advertencias por parte de múltiples organismos vulcanológicos un mes antes del terrible suceso, es más, el mismo día de la tragedia Belisario Bentancur no creyó lo acontecido.

Pero, avancemos en el tiempo, existen otras escenas trágicas de nuestra democracia.

Lunes 13 de junio de 2016, Orlando Guerra de la Rosa, representante a la Cámara del Putumayo, envía una carta a Carlos Iván Márquez, director de la Unidad Nacional de La Gestión de Riesgos de Desastres, advierte especificando la necesidad de crear un plan de emergencia ante la ola invernal próxima en 13 municipios del Putumayo, entre estos Mocoa, a lo que la entidad UNGRD contestó que “no opera de manera directa en los municipios, sino que actúa a través de alcaldes y gobernadores”.

Por lo tanto, como se ha abordado hasta ahora, la mirada del político no está hacia la construcción de una democracia sino a la tragedia de la misma, causa pánico y horror porque no busca satisfacer una necesidad fundamental como es la seguridad expresada en la posesión de una vivienda sin riesgos ambientales.

Nueve meses y 18 días después la Crónica de una muerte anunciada, en el municipio de Mocoa, entre la segunda vigilia de la noche (31 de marzo) y tercera vigilia (la madrugada del 1 de abril de 2017), sucede la tragedia invernal. El país y la comunidad internacional consternados por la avalancha que arrasó con este municipio del sur de Colombia.

Sábado primero de abril. En horas de la mañana, se lleva a cabo la marcha anticorrupción convocada por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, quien tiene más de 186 procesos en la Comisión de Acusación del Congreso, pero en realidad reposan 276 investigaciones. También la convocó el ex procurador Ordoñez, “yo te elijo, tú me elijes”, destituido en 2016 precisamente por dar a familiares cercanos de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, órgano que lo postuló para su reelección, cargos que le corresponden proveer, desconociendo así el artículo 126 de la Constitución Política. Por supuesto que están en todo su derecho de protestar, no obstante, está claro que no se satisface la necesidad fundamental de la educación como tal puesto que, si la educación propiciara personas con criterio propio y no ladrillos del sistema, tendríamos una ciudadanía consiente mas no borregos que aplican la del loro, que se dejan llevar por sus pasiones y fanatismo político-religioso.

Domingo dos de abril y lunes tres de abril. Los medios de comunicación divididos para cubrir dos noticias, la tragedia de Mocoa que genera compasión y solidaridad con los compatriotas, que motiva a realizar campañas de recolección de alimentos no perecederos y donaciones; y los “logros” de la marcha de los corruptos como bien se expone en el párrafo anterior.

Martes cuatro de abril. Existe una división en el senado para ayudar a Mocoa, sería un total de 475 millones de pesos provenientes de cinco días de sueldo por cada senador. La sesión no concluyó en bueno términos, fue todo un drama de ambición, egoísmo y sentimientos encontrados, mientras unos decían que era un acto “populista”, otros decían que tienen su propia forma de ayudar.

Ahora, mucho más inmerecido ese sueldo, este tipo de situaciones sin lugar a dudas ayuda a impulsar el “referendo constitucional por un salario razonable de los congresistas, un cambio democrático en el congreso y de trasparencia en la clase política”, radicado el 22 de febrero de 2016, que hoy por hoy se encuentra vigente hasta el 22 de Junio de 2017 y con una meta de 1.756.759 firmas en todo el país.

Miércoles cinco de abril. Sale furioso el Colombiano James Rodríguez porque lo sustituyeron por “Isco” Alarcón en el minuto 72 del partido que ganó 4 por 2 el Real Madrid de visitante ante el conjunto Leganés. El país indignado por esta novela del fútbol español, mientras la tragedia continuaba, ese mismo día el saldo es de 176 mujeres y 110 hombres fallecidos según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

El jueves seis de abril se premia con la máxima distinción que da el departamento de Antioquia a un civil, quien en este caso era Maluma y que hoy posee el Escudo de Antioquia Categoría Oro. También el equipo colombiano Atlético Nacional es el mejor equipo del mundo, según el Ranking IFFHS, ahora sí, el país se indigna seriamente.

Viernes siete de abril. Denuncian a través de una entrevista en La W radio que no están llegando las ayudas humanitarias a Mocoa, con inconvenientes por parte del gobierno a la hora de entregar las ayudas respectivas.

Una semana después, el viernes 14 de abril, murió en un accidente automovilístico el cantante vallenato Martín Elías a sus 26 años. Da la casualidad que su tío, Martín Elías Maestre, también murió a la misma edad y en una situación similar. Lo que no es casualidad es el mal estado en el que se encontraba la carretera en en la Transversal del Caribe, en San Onofre, Sucre.

Cabe decir que, según cifras de 2016, las víctimas fatales llegaron a las 6.800, por lo que cada día mueren 18 personas en accidentes vehiculares en el país siendo el exceso de velocidad la principal causa. Tuvo que llegar la tragedia de Martín Elías, un artista destacado del folclor a nivel nacional para darnos cuenta de varias cosas que no son casualidades. La primera es el mal estado de las vías además del exceso de velocidad según el comandante de la policía de Sucre, coronel Julio César Sánchez Molina, el estado precario de estos corredores es producto de los fallos del Estado. ¿Adónde va tanto dinero que pagamos en peaje?

Lo segundo que no es casualidad es la atención médica prestada al cantante vallenato. Fue atendido en la Clínica Santa María, en Sincelejo, pero según vídeos e imágenes filtradas en internet, se nota la negligencia en cuanto a procedimientos y equipamientos médicos. No es casualidad que tengamos una Ley 100 de la salud que los reportes de 2016 indican que al año, 180.000 personas que son hospitalizadas mueren a causa de errores médicos.

La salud debe ser un derecho fundamental, y el usuario debe ser tratado como paciente y no como un cliente, no es casualidad que no sea así.

Seguirán más tragedias de la democracia, se dará a medida que ocurran más situaciones, sin embargo, analicemos un poco, ya cambió el discurso político de “acabaremos con las JARC” a “acabaremos con la corrupción”, amanecerá y veremos qué tan consientes somos como ciudadanía.

bottom of page